Lo mejor del cine en corto

Una Partícula de Luz: Entrevista Nicole Chi, directora de ‘Los Mosquitos’

Por Luis Acosta Casanova.

Nicole Chi
entiende las distancias; ya sea entre Alajuela y Austin, entre Costa Rica y China, entre el pasado y el presente, sus películas están cargadas por una profunda conciencia del impacto que el tiempo y el espacio tienen sobre los seres humanos, sin importar cuál sea su contexto histórico, geográfico o cultural.
Solo un año después de estrenar su galardonado largometraje documental Guián, un hermoso e íntimo homenaje a la memoria de su abuela y sus raíces en un pequeño pueblo al sur de China, Nicole nos ofrece ahora un proyecto a la vez similar y distinto: Los mosquitos, un cortometraje de ficción, co-escrito y dirigido por ella, y que forma parte de la Competencia Nacional MADE IN COSTA RICA en el Festival shnit San José de 2024.
En este nuevo proyecto, la mirada de la directora se posa sobre la historia de Aby, Nata y Magda, tres mujeres hondureñas de diferentes edades y personalidades, pero unidas por las circunstancias al ser inmigrantes en Estados Unidos, afrontando el desafío que implica integrarse a un nuevo mundo, a la vez que se anhela el hogar y las personas que se han dejado atrás.


Nicole, nuestra primera conversación fue sobre Guián, un largometraje documental donde usted exploraba temas como las raíces familiares, la migración, todo desde una perspectiva muy personal e íntima. Los mosquitos es un cortometraje de ficción, en un contexto geográfico y cultural distinto, pero en ambos proyectos percibí el anhelo por el hogar, por la pertenencia, sobre todo en relación con un pasado tal vez no perdido del todo, pero que se debe asumir como dejado atrás. ¿Cómo, desde su perspectiva como realizadora, se entrelazan estos dos trabajos?

Es muy interesante eso que decís, porque hace como dos años estuve en un taller con la directora colombiana Laura Mora, quien dirigió Los reyes del mundo, y ella decía que los directores tienen sus obsesiones, obsesiones que no se eligen y que solo están ahí, esperando para desbordarse a medida que vamos haciendo más películas y pensando más en nuestro cine. Creo que me pasa un poco de eso, que en estos últimos trabajos, e incluso desde Comadre, mi primer corto de ficción, tienen estos personajes dimensionados en un espacio que, de repente, no les pertenece, o donde no sienten que realmente pertenezcan, y sienten anhelo por lo que dejaron atrás, y un deseo por sentirse menos solos en el mundo. Entonces creo que eso pasa en las tres películas; en Los mosquitos, ese anhelo de las niñas por sentir pertenencia y que no están solas, a pesar de que sus mamás no estén con ellas, ¿verdad? Creo que en mis películas, Guián y Los mosquitos, hay un diálogo sobre ese momento donde estamos, a pesar de la diferencia cultural, a pesar de que no necesariamente haya lazos de sangre, como que a pesar de todo encontramos nuestra familia.

Imagino que de alguna manera su propia experiencia como una joven costarricense de ascendencia china viviendo en Texas, también influenció mucho la manera en la, en la que Los mosquitos fue escrita y dirigida.

Totalmente. A mí me interesa mucho, en mis películas de ahora y pensando a futuro, entrelazar historias de esa manera, porque ya Guián es súper personal, ¿verdad? Pero Comadre y Los mosquitos hablan sobre otra comunidad, diferente a la mía pero con la cual me siento identificada, entonces he tratado de entrelazar mis experiencias y mi forma de interpretar el mundo con las experiencias de las personas de esta otra comunidad. A pesar de que Los mosquitos cuenta la historia de las actrices que vemos en el corto, aun así tiene pedacitos de mí, digamos, en la manera en que ellas se relacionan entre sí, el motivo de los mosquitos también viene de mi propia experiencia cuando era pequeña. Realmente la razón por la cual logré hacer este corto fue porque conocí a la familia, esta familia hondureña que vive en Estados Unidos desde 2019, o sea, desde que yo llegué a Boston, entonces yo conocí a la señora Magda y nos hicimos muy amigas; y bueno, pasó la pandemia, todo eso, y hablamos mucho, porque soy costarricense y Honduras y Costa Rica están muy cerca, entonces compartíamos muchas cosas y me sentía muy cercana a ella, y llegó un momento en el que pensé: “Me interesa investigar un poco más sobre el proceso migratorio de estas personas centroamericanas en Estados Unidos”, y me di a la tarea formal de acercarme a ellas y decirles lo que quería hacer; o sea, siempre habíamos sido amigas, yo iba a sus fiestas y todo eso, pero ahora quise aproximarme con sinceridad sobre lo que quería hacer, sobre entrevistarlas, observar tal evento que tuvieran en la familia, y de todas estas experiencias nació el corto con ellas.



Me llama la atención que los personajes y las actrices comparten nombres, me hace pensar que sí hay una mezcla o, por lo menos, un balance entre ficción y realidad.

Sí. Yo me acerqué a esta familia porque tenía interés en conocer y entender su vida, en particular la vida de las más jóvenes, de Aby que en ese momento acababa de cumplir los dieciséis, y de Nata que tenía diez años. Todas ellas, Magda, Aby y Nata, están pasando por diferentes momentos de la vida y diferentes niveles de asimilación y de no asimilación sobre el lugar en el que están, entonces me interesaba ver esas tres generaciones, pero yo no sabía si quería hacer una ficción o un documental más tradicional; fue a través del tiempo, de convivir con ellas, entrevistarlas, y de entender sus experiencias, tanto las que están viviendo ahora como las del pasado, que me di cuenta de que si abordaba la película como una ficción nos íbamos a sentir más libres, o sea la ficción nos permitiría jugar, nos permitía liberarnos de lo duro que es el tema de todas sus experiencias, y más bien jugar con los personajes que estábamos construyendo. El proceso de hacer esta película fue interesante porque yo sí tenía un gran deseo de que ellas fueran las actrices, pero mis productores desde el inicio eran un poco escépticos, porque era un tema delicado y yo estaba de acuerdo, o sea, poner una cámara frente a ellas podía ser una cosa agresiva. Tuve que descubrir cómo podía ser un proceso respetuoso de sus experiencias y dije: “Bueno, vamos a hacer un proceso formal de casting”. Así que abrimos el casting y tuvimos actrices profesionales, otras personas de la comunidad hondureña y la comunidad migrante latina en Austin, y fue un proceso de casting largo, que aun así las incluía a ellas, y yo desde el principio les dije: “Estoy haciendo esto, a mí me gustaría que ustedes participaran, no sé si ustedes quisieran participar”, fue un proceso paso a paso, y fue muy importante para mí dejar claro esos pasos y entonces cuando llegamos al casting fue un proceso muy interesante porque la niña pequeña, Nata, es súper desinhibida, a ella no le importaba la cámara, era un juego más, pero para Aby fue más difícil en el sentido de que estaba un poco más inhibida; creo que sentía la presencia de la cámara, nuestra presencia, pero aun así percibí que deseaba ser parte del proyecto y yo también, entonces seguimos con el proceso haciendo callbacks y así… Y al final yo no podía imaginar esta película con otras actrices, el proceso formal de casting se volvió como un taller de actuación para ellas, y el momento en que vi a Aby tener un callback con una actriz profesional fue cuando yo dije: “Ella puede liberarse y hacerlo”. Hubo que hacer una delimitación del personaje, porque era muy importante para mí poder distinguir sus vidas personales del personaje que íbamos creando. Justamente parte de todo el proceso de ensayos fue que ellas sí tenían otros nombres para el rodaje, lo que pasa es que se les hacía un enredo, y llegó un momento donde ellas me decían: “No, yo sé que yo no soy ella, sé que ella es otra persona… pero se me hace más fácil si nos llamamos con nuestros nombres”. Entonces siempre hacíamos pequeños ejercicios al principio y al final de cada ensayo y de cada día del rodaje, para que ellas pudieran entrar y salir del personaje y hacer esa distinción entre lo que estábamos trabajando y su vida personal, y siento que fue un proceso en el cual ellas crecieron mucho y pudieron, de alguna manera, hacer catarsis de todas las experiencias que han tenido, y lo hicimos todo a través del juego ¿verdad? Pero sí fue un reto muy grande para mí en cuanto a dirección, entender esos límites y hasta cuándo yo podía pedir ciertas cosas, qué herramientas puedo usar para que ellas lleguen a cierto lugar e incluso pensar el orden del rodaje y las personas que van a estar en el set con nosotros, porque yo necesitaba que ellas se sintieran bien, cómodas en un set donde había más de quince personas en el rodaje, igualmente procuré tener consideración sobre quiénes iban a estar ahí en el crew, tratar de que el crew principal, o al menos las cabezas de equipo hablaran español, para generar un ambiente donde ellas no se sintieran aún más foráneas.



Justamente le quería preguntar sobre de qué manera había sido liberador el balance entre ficción y realidad, sobre todo en la parte actoral, porque ninguna de las tres tenía experiencia formal y es una historia muy cargada a nivel emocional. Tiene todo el sentido del mundo que gran parte de sus personajes haya venido de sus propias personalidades y experiencias fuera de la pantalla.

Totalmente, y tal vez una de las razones por las que yo quería que fueran ellas es porque son tan diferentes, a pesar de que han pasado por cosas muy similares ¿verdad? Es como un guiño a la diversidad de experiencias y la manera en que asumen y asimilan las cosas. Para mí es muy curioso lo que me acabas de decir, porque es cierto, para ellas es un momento diferente en la vida, pero las interpela la misma experiencia, de alguna manera. El proceso de actuación llegar a la actuación que vemos en el corto fue de varios meses, de pasar tiempo en ensayos que a veces no parecían ensayos ¿sabés? A veces iba a la casa de ellas con una pequeña cámara digital, y las ponía a que jugaran con la cámara, como: “OK, ahora agarre usted la cámara y grábela ella, vamos a hacer un documental”, y cosas así para que se sintieran a gusto con una cámara, al mismo tiempo empecé a introducir al crew, empecé a introducir, y bueno, con los productores sí tenían una relación más estrecha digamos; Fumiya, el productor, quien es también mi pareja, él y yo las conocemos desde 2019, y a pesar de que hay una barrera del idioma, porque él no habla español, hay una relación muy bella, lo mismo con Edna, quien es otra productora, estadounidense y mexicana, entonces sí hablaba español y de inmediato conectó muy bien con ellas, pero fue eso como de encontrar el crew apropiado para contar esta historia, o sea el director de foto también, él sentía un eco con la historia que estábamos contando, porque él es mexican-american, su mamá sólo habla español, y es el único hombre en una familia con un montón de hermanas. Todas esas consideraciones eran muy importantes. Recuerdo una vez que ellas hicieron una fiesta en la casa antes del rodaje, y me dijeron que invitara a la gente del corto, y fuimos, y era una fiesta nada más, la pasamos ahí, nos pusimos a bailar, y eso ayudó muchísimo, porque cuando llegamos al rodaje, que es otro espacio, con la cámara, con otra gente que no conocían, ellas llegaron y ya conocían al director de foto, ya conocían a la asistente de dirección, y fue mucho más casual y relajado, a pesar de que aún estaban súper nerviosas. Y así como hubo ensayos de esa manera hubo ensayos más formales; a mí me encantaría ser como estos directores que mantienen, o que logran hacer ensayos que no son para nada la película, me encantaría, por la frescura y todo esto, pero no puedo, a mí eso me da demasiada ansiedad, entonces yo sí hago muchas cosas en los ensayos, hago situaciones paralelas, situaciones que no son exactamente lo que viene en el guión, pero al final, ya cuando hemos hecho este calentamiento, me gusta que sepamos bien nuestros lugares y lo que debemos hacer, y la hacemos al menos una o dos veces, porque necesito ver si funciona o no. A través de hacer eso muchas cosas del guión cambiaron en el rodaje, ellas mismas me decían: “Pero esto no tiene sentido, yo no hablo así”, “Una mamá no diría eso”, me decía Magda, o: “Yo no le diría eso, si fuera ella”, y yo: “OK, ¿Cómo le diría?”. Tener esa apertura fue muy importante, aunque sí me gusta mucho entrar al set lo más preparada posible. El ensayo realmente no es para ellas, el ensayo es para mí como directora, para entender cómo le hablo a la niña pequeña para que haga esto o aquello, cómo le hablo a la adolescente para que entre en personaje en ese momento, cómo le hablo a Magda para que se enoje en esta escena, y con Aby fue muy interesante porque te conté que ella estaba muy, cohibida, entonces hablé con una amiga, también amiga de Fumiya, ella es japonesa y hace danza contemporánea, y le pedí que hiciéramos un taller. Y Luis, eso fue como que yo dije: “¡Ay, Dios mío! ¿Yo voy a tener que hacer esto con esta chiquita?” Porque el punto era que yo también me tenía que vulnerar y ponerme en esta posición, ¿verdad? Si ella lo va a hacer para mí en el rodaje, entonces, como una muestra de confianza, yo también durante los ensayos. Entonces hicimos el taller de danza contemporánea y sólo éramos ella y yo, en un estudio, moviéndonos, y a mí, claro, me daba pena, pero siento que muchas cosas cambiaron después de ese ejercicio, como que afianzamos mucho nuestra relación también. Creo que a veces la dirección es saber encontrar cosas que sirvan en un proyecto particular, en este sentido.

Si me permite que se lo diga, no tiene nada que envidiarle a ningún cineasta, porque el abordaje que eligió se siente muy real y vívido, y creo que todo eso se ve reflejado de manera impresionante en la pantalla.

Muchas gracias Luis.

Quería preguntarle por el tema de la maternidad, tal vez no según se entiende tradicionalmente, pero siento que es un tema que permea mucho la historia.

Sí, como decís, el tema de las maternidades permea todas las relaciones que hay en la película, sean de sangre o no, estén explicitadas o no. Para mí era muy importante ese vínculo que existe entre personas que justamente no son de sangre, y aunque el corto es un retrato muy específico, tal vez en esa especificidad, podemos entender la diversidad que existe en esas relaciones, y el peso que tiene esta figura de la madre en todas las personas, y no como de una forma negativa, pero sí tiene un peso en nuestras existencias, y por eso tal vez es que si vos ves, digamos, el corto, esa última, ese último cuento que Aby le dice a Nata, esa es la primera y única vez que ella habla sobre su propia madre realmente, la única vez que ella menciona a su madre, entonces creo que siempre quise hacer ese último, porque ese era el gran vacío que tenía su personaje, y es un vacío que la hace poderosa al final.

La siguiente pregunta me da un poco de pena, porque siento que estoy haciendo trampa de alguna manera, pero me intriga mucho el título de Los mosquitos y qué podría significar o simbolizar.

El tema de los mosquitos viene por una una condición en los ojos que en inglés se le llama tener floaters, y en español son, se le llaman "moscas volantes", esta cosa que la mayoría de la gente tiene, yo lo he tenido desde que era pequeña, cuando vemos unas cosas, unas… partículas, y no se quitan, están ahí siempre, y a mí lo que me pasó cuando era pequeña, es que no podía explicar qué era lo que me estaba pasando, o sea, yo no podía explicar, porque estaba muy pequeña, y además estaba aterrorizada, pensando que ya me iba a quedar ciega, o sea, no sé. A partir de eso pensé en incorporar ese tema en la película. Hay muchas maneras de interpretarlo, una de esas es que hay cosas molestas o difíciles que tenemos, y no sabemos cómo compartirlo, de realmente hacer enntender con palabras lo que estamos sintiendo, y me parece que en esta película, aunque estas chicas no pueden explicitar lo que les pasó con sus mamás, no pueden decirlo claramente, porque es muy doloroso, igual lo comparten, comparten esa ausencia, que es muy dura de poder expresar, y la otra capa del tema de los mosquitos es que justamente se pueden ver, o sea, estas partículas se pueden ver con los ojos abiertos y con los ojos cerrados, entonces a mí siempre me ha parecido que hay algo como un poco hermoso en este símbolo, ¿verdad? En tener esperanza, a pesar de que es una película muy oscura, termina con un halo de luz, ¿verdad? Una partícula de luz, porque eso es lo que yo les deseo a ellas.



Ahora que hablamos sobre los mosquitos como estas figuras luminosas, quería preguntarle por la cinematografía, la cual me parece bellísima y muy bien pensada; el hecho de que, por ejemplo, las escenas más domésticas tengan colores más neutrales y realistas, pero la fiesta de Acción de Gracias se ve tan vibrante,con un azul muy intenso, y también el motivo siempre presente del fondo negro con los mosquitos como pequeñas estelas de fuego. ¿Cómo trabajaron la parte de fotografía y cinematografía para que estuviera al servicio de la historia, de los personajes y de todos estos elementos?

Eso fue muy interesante y divertido, pero creo que ha sido el reto más grande, porque tanto el director de foto como yo hablamos mucho sobre el color azul, sobre todo en las partes de noche, y esto viene de un ensayo titulado Blue is the distance de la autora Rebecca Solnit, que habla del color azul como un anhelo, un deseo, por ejemplo, cuando ves una montaña y desde lejos se ve azul, pero sabés que si te acercás a la montaña ya no será azul. Por eso está tan presente en la película, y lo hablé mucho con Carlos Estrada, el director de fotografía, pero esas escenas fueron muy complicadas a nivel técnico, porque yo nunca había hecho una escena en una fiesta, con mucha gente, que también eran gente de la comunidad, no eran actores, entonces controlar todo ese ambiente y crear estas imágenes fue difícil. Yo creo que mi aproximación con los directores de fotografía siempre ha sido, hacer un mood board, pero por escena y a veces si no, por shot, nos sentamos, pasamos el rato hablando de cómo queremos grabar esto y si tenemos referencias, pero para este corto algo particular y que a me pareció fue que la locación no era tan cara. Todo se grabó en un solo lugar, y mis productores me dejaron ir a quedarme a dormir ahí una noche. Entonces yo me quedé ahí e invité al director de foto y a la diseñadora de producción y pasamos todo el día, caminando, fuimos escena por escena y hablamos de la textura, los colores, de todo, y creo que eso hizo una diferencia muy grande porque ya cuando una está ahí, como que repiensa las cosas; es decir, en la cabeza yo tenía ciertas imágenes o cierta predisposición, y estando ahí las cosas cambiaron para bien, porque ya el espacio era más tangible. Fue un proceso de descubrimiento que me pareció muy importante y se dio porque la locación no era tan cara. Me dije: “No voy a hacer este corto en un montón de locaciones, porque no voy a complejizar algo que ya es suficientemente complejo y se ajusta al presupuesto que tenemos”. Entonces decidí hacerlo de esa manera, y realmente este corto es mi tesis de la universidad, y sinceramente sí tuve un poco de pullback, o sea como que algunos profesores me decían: “¿Cómo? ¿Una sola locación? ¿Por qué no va a grabar en otros espacios? ¿Por qué no? ¡Es tu tesis!”. Y yo: “Sí, es mi tesis, me estoy retando de esta manera, y esperaría que ustedes entiendan eso”. Creo que eso, particularmente en cortos y porque siempre se tendrá una limitación de fondos, o una limitación de algo, para mí era importante ser realista sobre eso y tener un reto.

Nicole, mi última pregunta, en conexión con la primera, cuando conversamos sobre Guián y el anhelo por el hogar, tiene que ver con la escena final, cundo Aby está corriendo y se detiene. ¿Considera que Los mosquitos ofrece, de una u otra manera, una posible respuesta a qué es el hogar y qué es la familia?

Creo que lo responde de alguna manera, porque el hogar es como se dice en la película A thousand suns de Mati Diop: Tenemos esta idea del retorno a la casa cuando nos hemos ido, si uno no se va, uno no tiene dónde retornar. Entonces siento que eso es lo que pasa en Los mosquitos: Ellas se han ido a otros lugares, pero tienen un lugar donde retornar, y ese lugar es con las personas, no es un lugar físico, sino con las personas. Creo que eso era un poco a lo que quería llegar, con esta película; no es sobre volver a Honduras, ni tampoco sobre volver necesariamente donde su madre, sino sobre encontrar el hogar en las nuevas personas, en las nuevas relaciones y vínculos, ¿verdad? Sí, creo que es eso.

Participá en la conversación

Dejá tu Comentario

Para agregar comentarios debe iniciar sesión.