Lo mejor del cine en corto

Una historia de amor sin fronteras: Entrevista a Sergio Saravia, director de ‘Mañana oscurece de nuevo’

Por: Raúl Ramírez Barquero.

Conocer a Sergio Saravia fue una experiencia muy interesante. Ver, desde la perspectiva de un joven apasionado al cine y el arte, que a través de estos logre de una forma eficaz trasmitir los sentimientos más propios de su esencia, solo me hace pensar lo increíblemente creativos que somos, que si a esto le añadimos una constante de esfuerzo y dedicación podremos ver el fruto de nuestro trabajo. No cabe duda que el corto Mañana oscurece de nuevo, que participa en la competencia nacional MADE IN COSTA RICA del Festival shnit 2022, es el resultado de un trabajo hecho con muchísima pasión y con la esencia que solo cada uno de nosotros como seres humanos podemos darle.


Más allá de su perfil profesional, ¿Quién es Sergio? ¿Cuáles son sus pasiones y cómo descubrió ese amor por la producción de cine?

Creo que, más que nada, me consideraría un amante de las artes; lo digo por toda mi historia, es decir, desde pequeño mi mamá nos metió mucho, a mí y a mis hermanos, hacia un montón del arte a través del dibujo, y desde muy pequeño yo estaba dibujando. Después, en el cole, me empezó a interesar la fotografía, lentamente me movía hacia teatro local, teatro musical, y justo cuando estaba saliendo del cole me enfrenté con la decisión de teatro musical o cine, que era algo que me estaba empezando a interesar en el momento. Al final, terminé yendo por esta ruta porque sentí que, de alguna manera, lograba encapsular en un solo lugar todas estas otras artes que me han fascinado a lo largo de mi vida.

Y con base en esto que se me comenta, ¿Qué temas, qué ideas o elementos, qué factores suelen llamar su atención a nivel personal? ¿Cuál considera usted que es su sello o marca personal a la hora de producir algo?

Siento que es algo que, de fijo, cambia de proyecto a proyecto; sin embargo, sí puedo ver varias cosas recurrentes. Por ejemplo, toda mi vida he sido amante de la naturaleza; cuando era pequeño, teníamos una finca, y me encantaba perderme en los bosques. Últimamente me interesaba mucho lo que venía haciendo, los espacios vacíos y ese sentimiento de melancolía y soledad que estos espacios pueden provocar en uno sin la necesidad de palabras, algo que ha sido muy personal en mi manera de hacer cortometrajes (al menos los más recientes) y que siempre busco maneras de expresar cosas visualmente.

Y claro que no es tarea fácil, simplemente mostrar algo y que las personas lo sientan, si no hay todo un trabajo detrás de planificación exactamente para que yo me meta en el papel del personaje y en esa situación o circunstancia de angustia, felicidad, enojo, tristeza, y realmente es todo un reto.

Siento que todo esto viene desde un lugar muy personal, pero también creo que, más allá de mí como artista, es algo que afecta a todo el mundo, las experiencias personales que uno vive terminan afectando el arte que uno hace, de alguna u otra manera, y es casi como un tipo de terapia para mí, porque viendo trabajos que he hecho, desde los dibujos que hacía en el colegio hasta los cortos que hago ahora, en cada uno puedo ver lo que yo estaba pasando en ese momento. Entonces, de alguna manera, han sido procesos de sanación para mí, como encontrarme a mí mismo en el arte.


¿Cómo fue el proceso de realización de Mañana oscurece de nuevo? ¿Qué dificultades o anécdotas interesantes encontraron en el camino?

Bueno, fue un proceso largo y ha sido el proceso más beneficioso, diría yo, a nivel personal, porque nunca me había obsesionado tanto con un trabajo como con este corto. En este corto nace como un trabajo de la universidad, es el corto que teníamos que realizar al final del módulo Ficción, y fue un proceso de varios meses, que me retaron, y de verdad fue un proceso donde aprendí, más que nada, cómo realmente sintetizar ideas; recuerdo que, en un inicio, el corto era una obra súper compleja, sobre un mecánico y un motociclista que se iban viendo a lo largo de varias semanas, y con frecuencia debía repetirme que solo eran diez minutos, y en cada nueva versión del guión tenía que ver cómo simplificarlo pero seguir transmitiendo el mismo sentimiento o esencia. Así que tomé, como reto personal, hacer el corto casi sin diálogos, y más que todo a partir de miradas en pequeños momentos, y construirlo como un conflicto interno más que externo, representando el estado mental de los personajes. Por eso el proceso fue tan desafiante, y le debo muchísimo a los actores Andy y Grei, porque el corto no hubiera sido lo mismo sin ellos y la magia que trajeron al corto y toda esa confianza que pudimos crear a lo largo de los meses de trabajar juntos.

¿Cómo fue la experiencia de grabar en un taller, un lugar donde persiste el ruido de muchísimas cosas?

El espacio del taller ha sido, desde mi infancia, muy cercano para mí. Mi papá ha estado obsesionado, toda la vida, con carros y motos, entonces desde pequeño lo he visto ir al taller, arreglar los carros, hablar con la gente. Todo este espacio, lo que se ve, lo que se huele, cómo se siente, todo eso son imágenes, texturas y sonidos que resuenan mucho conmigo, y quería transmitir y representar en el corto. Y este taller en específico fue, para mí, un gran hallazgo, estoy súper agradecido con los maes del taller por habernos prestado el espacio, pero lo que más rescato es que se siente casi como un laberinto y eso es algo que deseaba enseñar, que realmente los personajes se sintieran encerrados en este espacio y al haber tantos lugares como el segundo piso, donde están los carros, donde comen, y es, como que uno siempre está escuchando personas, que uno nunca está solo realmente.

¿Cuál es el objetivo o mensaje que quiere dar?

Para mí es enseñar que aún hace falta mucho al país, en términos de lo que necesitamos crecer para lograr la igualdad para las personas de la comunidad LGBT, porque a pesar de que ya se legalizó el matrimonio igualitario, las marchas se vuelven cada vez más comunes y más fuertes. Igual, la homofobia es algo que se puede ver en espacios cotidianos, particularmente aquellos que se pueden considerar como espacios patriarcales, como los talleres, y además que, por años, han creado espacios entre mucha homofobia, transfobia, etcétera, mucha discriminación en general. Lo que yo quería era alzar un poco las voces de las personas de esta comunidad y hablar también sobre mis propias experiencias, porque por muchos años, aunque yo no soy un mecánico en un taller, este sentimiento de no poder sentirme conforme conmigo mismo en ciertos espacios es algo con lo que he lidiado durante gran parte de mi vida y quería aclarar este mismo sentimiento que yo, al igual que miles de otras personas en el país y en el mundo han sentido.


Me robó parte de una de las conversaciones que tenía con otro director, y es que siempre existe algo en común a la hora de producir, ya sea un corto o un documental, y es el hecho de crear una reflexión en la sociedad, humanizando ese tema específico, llámese un grupo, una práctica, temas sociales o temas de género que son cosas que en el país aún falta muchísimo por seguirlo. No sabría cómo decirlo, pero es un problema muy grande, con muchas vertientes, y siento que este corto lo transmite muy bien.

Y a mí me pareció muy importante representar este mensaje de la mejor manera posible, y eso implicaba tener una puesta en el escenario, y que fuera algo fuerte, incluso visceral, porque hay una escena muy íntima en el cortometraje y para mí era muy importante enseñar lo que se enseña en esa escena, porque es algo que por años no han enseñado en el país. Realmente, en el cine costarricense y en Centroamérica en general, el tema de cine LGBT es algo que hasta hace poco he sentido que se ha estado haciendo y distribuyendo a audiencias más grandes. Pero aun así hay muchos tabús en eso. En películas hechas en Hollywood, a cada rato hay escenas íntimas, heterosexuales, heteronormativas, pero cuando se trata de relaciones homosexuales ya eso se vuelve un tema que la gente no se siente cómoda hablando al respecto o mostrando en pantalla. Entonces, para mí era importante ser muy directo y muy agresivo con eso, para dejar de poner esto detrás de un telón y mostrar al mundo esta realidad que muchas personas viven, que este amor existe y muchas veces existen secretos y es una realidad que se está trabajando en solucionar en muchos espacios del país.

¿Qué experiencia, a nivel emocional, se lleva usted después de haber finalizado el corto?

Agradecido, más que nada, todas estas últimas semanas e incluso meses desde que se terminó el cortometraje, solo me he sentido abrumado de cariño, porque nuevamente yo nunca había sentido un proceso artístico tan profundo y tan detallado como el que tuve con este. Entonces soy agradecido por el crecimiento personal y artístico que tuve con este corto, por las conexiones que hice, nuevamente Andy y Grei, unos increíbles actores y artistas, y trabajar con ellos fue de las mejores cosas que me pudieron haber pasado. Es la primera vez que un trabajo mío se está enseñando al público, porque desde el colegio he estado haciendo cortos, y siempre los ven mis papás y mis amigos, pero esta es la primera vez que se está mostrando al mundo y eso me tiene nervioso. Pero más allá de eso, emocionado y agradecido por todo el cariño que el corto está recibiendo este momento.

Para finalizar, usted como productor y persona que estuvo metida de lleno en toda la producción, la logística y los sentimientos que deseaba transmitir, ¿Qué espera que las personas espectadoras se lleven luego de haber visto el corto?

Espero que se lleven el sentimiento de sentirse atrapado en un cuerpo, de sentirse atrapado en un espacio donde no puede ser uno mismo y que eso se transmita a todas las personas de cualquier edad o género, orientación sexual. Siento que es un sentimiento universal y, al final del día, será lo que yo quiero transmitir, porque como dije previamente, esto es un problema que sigue existiendo en el país y es algo que, como sociedad, deberíamos estar más conscientes al respecto. Y creo que una manera de hacer eso es a través del arte que lo permita uno. Sentir las experiencias de otras personas, vivir la vida de personajes, aunque sea por un pequeño momento y lo que eso le provoca a uno, creo que al final del día lo que importa y también aparte de eso, solo como me gustaría. Igual que este corto es la manera que se narra visualmente, que está estructurado y todo eso. Creo, creo que eso también espero que genere cosas en las personas porque no tiene dialogo, hay puestas en escenas muy diferentes a lo que se acostumbra ver en el cine nacional. Entonces también espero que tal manera motive a cineastas y artistas de cualquier tipo, arriesgarse y tomar decisiones que les da miedo y solo ser ellos mismos a la hora de trabajar.

Excelente respuesta. Qué interesante, porque parte de lo que me comentaba al principio, sobre que parte de su esencia era mostrar, digamos lo que se quería transmitir a través de la parte visual y este corto efectivamente no tiene tantos diálogos, pero tampoco le hacen falta.

Eso era, quizá, lo que más me preocupaba en un inicio, cuando lo hablé con la profe de guion a la hora de presentar el conflicto, porque es muy interno y yo no quería hacerlo muy directo con los maes diciendo varas homofóbicas o hablando mal de sus esposas y cosas así, porque sentía que eso era muy cliché, estereotípico. Pero más allá de eso, siento que quizá no es la realidad de estos espacios. Son realmente pequeñas acciones y miradas que lo hacen a uno culparse, porque uno sabe lo que ellos están pensando y uno sabe la manera en la que a uno lo ven, y no es necesario que se diga explícitamente, porque ya en sí son dos maes que se aman en un taller, como que ya se entiende cuál es el problema y entonces para mí no era necesario, como dijiste el diálogo le sobraría, porque de una, ya uno entiende que este problema existe en la sociedad; entonces, resaltarlo no me parecía redundante y más bien creo que es atrás de estas sutilezas donde el corto brilla.

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